martes, 23 de octubre de 2007

El día que cambié la Eurocopa por dos peces de colores...

Increíble pero cierto. Hagan click aquí y contemplen la noticia en la página web del diario MARCA. La plataforma "Por una Eurocopa sin Austria", surgida en el susodicho país alpino, pide que su selección nacional de fútbol, clasificada para el campeonato de oficio al ser coanfitriona, quede excluída del mismo. Es sorprendente la honradez con la que lo requieren, ya que el presidente de la plataforma ha declarado que sería impensable que Austria se hubiese clasificado de tener que pasar la ronda previa que tantos disgusto está costando a otros. La UEFA y la federación austriaca de fútbol ya han declarado que les parece una tontería, pero claro. Ellos qué van a decir.
Austria es uno de esos países históricos del fútbol europeo al que la Ley Bosman y la globalización dejaron con el culo al aire. El Rapid de Viena, único equipo que tiene en sus vitrinas una Bundesliga sin ser alemán, hace tiempo que se las ve y se las desea para hacer papeles potables en Europa. El Sturm Graz y el Austria de Viena, tres cuartos de lo mismo. El mejor futbolista de la Historia austriaca fue Mathias Sindelar, estrella de los años 30 que se negó a formar parte de la selección alemana tras la anexión de su país en 1938 y, entre eso y su condición de judío, el final se lo pueden imaginar o pinchar aquí. El más conocido en España, Polster, que jugó en el Sevilla a principios de los 90.
La última gran cita en la que participaron fue el Mundial de Italia 90. Desde entonces, nada de nada. Ni una aparición en las Olimpiadas, nada. El único partido de los austriacos que soy capaz de evocar ahora mismo es el 9 a 0 que España, entrenada por Camacho y con un Ismael Urzáiz en estado de gracia, le endosó en la ronda de clasificación para la Eurocopa de Holanda y Bélgica del 2000. Como se lee en MARCA, hasta una reciente victoria sobre Costa de Marfil -que tampoco está tan mal ganarle al equipo de Drogba, Koné y Zokora, digo yo- llevaba una racha de nueve partidos amistosos perdidos. Los de la plataforma dicen que, visto lo visto, quieren, simplemente, evitar el ridículo. El vecino, Suiza, parece que no tiene ese problema. Parecen asegurar resultados decentes unos meritorios octavos de final en el último Mundial, del que se machó por penalties y sin encajar un solo gol, y una generación encabezada por jugadores jovenes que triunfan en equipos de primer nivel, como Senderos o Frei. La mitad hijos de inmigrantes, por cierto, es decir, ovejas negras. No me voy a meter en sí el anfitrión debería clasificarse directamente porque es baladí: lo contrario no sería rentable para la organización. Lo que realmente me pregunto es... ¿si España estuviese en parecida situación, firmaríamos para que no se clasificase?
Pensándolo friamente, excepto batacazos ocasionales, la mayoría de las selecciones de nivel medio-alto suelen tener la clasificación relativamente fácil. Gracias a las superpobladas competiciones que nos regalan FIFA y UEFA, es muy dificil que la horquilla de seis o siete clásicas del continente sufra ausencias importantes. Hablo de las cuatro campeonas del mundo (Alemania, Francia, Inglaterra e Italia) más otras tres que por tradición y constancia siempre están ahí (España, Suecia y Holanda). Se podría decir que Bélgica formó parte del grupo y en tiempos recientes ha cedido el testigo a Portugal, y que Yugoslavia y Rusia siguen apareciendo en cada ocasión representadas por alguna ex-república. De vez en cuando alguna falla, claro. Inglaterra lo tiene muy difícil para estar en Austria. Holanda se perdió el Mundial 2002, Francia los del 90 y el 94 y España faltó a la Eurocopa 92 que ganó la Dinamarca de los Laudrup.
Lo que quiero decir es que, incluso andando, la selección española no debería tener problemas para clasificarse, salvo catástrofe mayúscula, al igual que cualquiera de las anteriormente mencionadas. Afrontémoslo, un play-off no es problema, Italia participa en una cada dos por tres y sigue siendo favorita en todo. Al disponer Europa de tantas plazas en los Mundiales y tener la Eurocopa un formato de 16 participantes, se divide a unos 48 combinados nacionales para cribar entre 12 y 15, dando lugar a siete grupos de siete, por ejemplo, en los que dificilmente coinciden más de dos favoritos, emparejados con equipos mediocres del tipo Andorra, San Marino o Islas Feroe. La exigencia es mínima, anecdótica. La clase media (España es clase media-alta), compuesta por Dinamarca, Rumanía, Turquía, Grecia, Escocia... puede plantear sorpresas, claro. En ciclos de 10-12 años se puede cambiar de "nivel" (los casos de Bélgica y Portugal). Pero para que Holanda, España, Inglaterra o Francia, con el nivel de exigencia de sus ligas y los equipos donde militan sus jugadores, se queden fuera teniendo que jugar más de tres cuartas partes de sus partidos contra rivales del nivel de Israel o Macedonia, tienen que hacerlo muy muy mal. Pero mucho. Hace falta un desbarajuste táctico como el de Van Gaal con Holanda en 2000-2002 o un entrenador torpe como Steve McLaren con Inglaterra actualmente. Los mediocres de andar por casa, tipo Saez o Aragonés, hasta sin querer se clasifican. Y eso es malo.
Es malo porque una vez puesta en marcha la maquinaria hay que hacer caja, y al igual en el Mundial de Alemania, prensa y jugadores enterrarán bajo la alfombra los evidentes síntomas extenuación del modelo federativo -el llamado Villarato- para proclamar a voz en grito que "semos los mejores". Hasta que enfrente se sitúe un equipo de verdad, que presione de medio campo adelante la salida del balón y con una defensa en línea decente, no como Dinamarca, y nos dé para el pelo. España necesita más exigencia, pero exigencia de verdad, en las rondas previas, que mida realmente su potencial. Y si no puede ser, amistosos como los que pedía Camacho, contra rivales de primer nivel tipo Alemania, Inglaterra o Brasil, que te ganaban por 4 a 0, pero te enseñaban más sobre tus carencias que una victoria de calle a China o un empate con Finlandia a nada porque los jugadores no se toman en serio el partido. Clemente presumía de los pocos partidos perdidos en su haber como seleccionador, pero sus mejores resultados contra rivales de entidad fueron sendos empates con Alemania e Inglaterra.
Además, España necesita un gran fiasco, uno que provoque que se tire de la manta y se descabece la Federación, que haga comprender que no se trata de fallos puntuales, sino de un planteamiento equivocado, un error en la filosofía. Está visto que caer en primera ronda en grupo asequibles -Francia'98, Portugal'04- no se considera un gran fracaso, e incluso Villar estuvo dispuesto a mantener a los seleccionadores en sus cargos. Tampoco lo es que Pekín 2008 vaya a ser la segunda Olimpiada de la que estará ausente el fútbol español, y eso que somos potencia en categorías inferiores, las que realmente se juegan la clasificación en virtud de la falta de respeto de la FIFA por los Juegos Olímpicos. Hace falta un fiasco mediático, y ese sería la no clasificación para un gran evento de los que dan audiencia. Como para Sudáfrica 2010 Cesc, Torres, Iniesta y Sergio Ramos estarán en plena madurez y será mucho más difícil que queden fuera, el momento debería ser Austria y Suiza 2008, que total no va a dar para mucho más. El fútbol da muchas vueltas y todos los tontos tienen suerte, pero estoy relativamente seguro de que el próximo verano, de clasificarse, y ya casi está hecho, España volverá a quedarse en cuartos, en el primer cruce de exigencia. Eso, con suerte.
Más nos vale, o una generación extraordinaria puede quedar sin explotar, desperdiciada como tantas otras. O mucho cambian las cosas, o Raúl se retira sin hacer nada con la selección. Para Guardiola y Kiko queda el consuelo del oro olímpico, pero en su fútbol es no decir nada. Lo mismo para las platas que guardan por ahí Xavi y compañía. Arconada vivió una final. Al Buitre lo mataron los penaltis. ¿Hasta cuando vamos a vivir de los goles de Zarra y Marcelino?

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