domingo, 18 de julio de 2010

Workling Class Heroes (II)


Llevo casi seis meses sin televisión en casa. Cosas de los caseros petardos y la TDT, aunque tampoco me ha supuesto ningún disgusto porque las series puedo bajármelas vía internet. Eso se traduce en que he visto poquísimos partidos esta temporada, pero a cambio he recuperado una afición que, en realidad, nunca tuve: la radio. El Betis casi cada semana -ay-, el partido de las 21:00 del domingo en Primera y la Champions, más o menos desde octavos, no han fallado. Más que en toda mi vida.

La mayor alegría que me voy a llevar, ya que el Betis ha hecho honor a su leyenda,  ni la he visto por televisión ni la he oído por radio. Me la he encontrado por internet y hasta un par de semanas antes de que se produjese no tenía ni idea de que existía la posibilidad. Ha sido el ascenso del St. Pauli, el "otro equipo" de Hamburgo, a la 1.Bundesliga. El barrio que lo bautiza, Sankt Pauli, está en la zona del puerto fluvial de la ciudad, y es un criadero de prostitución, casas okupas y gentes variadas de mala reputación. En los 80, cuando comienza la traidicón antifascita -o directamente comunista y socialista- del equipo, era el reducto del punk hamburgués. El equipo ha adoptado como parte de su parafernalia la bandera pirata, y aunque el fútbol profesional impone ciertos pasos, hay que reconocer que no se han plegado completamente a ellos, pagándolos con habituales ascensos y descensos que los hacen vivir al día. Como una panda de estibadores más.


 En Fespaña -y olé- no gastamos de eso. Lo más parecido sería el Rayo Vallecano, por equipo de barrio y supuestos ideales de izquierdas en el horizonte. En cuanto a filosofía futbolística de vivir al día, el Athletic de Bilbao, pijo tradicional de nuestro fútbol, puede acercarse, pero ese pestazo a PNV en la oposición -lo peor que le puede pasar a un democristiano- no se lo quita nadie. Los del Atlético de Madrid es que no se lo creen ni ellos. Ultras de izquierda declarada sólo se me ocurren los Riazor Blues -del Deportivo de la Coruña-, Kolectivo Sur -del Xerez- y los putos Biris. Ojito: todos los ultras catalanistas o abertzales son independentistas, pero eso no es sinónimo de izquierda. Más bien al contrario, salvo honrosas excepciones como los de la Real Sociedad. El resto son de extrema derecha. Vayan apuntando.

Puede que usted no sea andaluz y alguna vez haya hecho caso al dicho que sostiene que, en Sevilla, el Sevilla FC es el equipo "de los ricos" y el Betis, el "los pobres", por nosequé leyenda de que los fundadores del segundo eran una escisión del primero porque la directiva se negó a admitir jugadores de clase trabajadora. No se quiebre la cabeza. Es mentira, y se lo dice un bético. Tanto la anécdota fundacional como que la tradición marque esa diferencia de clases. Ítem más, los ultras del Sevilla FC, los Biris, se consideran de extrema izquierda -"Puta Telecinco/puta Antena3/pero pa puta/la reina Sofía"-, y reciben su nombre de Alhaji Mohomodo Nije, apodado 'Biri-Biri', jugador gambiano que en 1973 se convirtió en el primero de raza negra en militar en el club. Los ultras del Betis, los Supporter Gol Sur, son apodados como los 'gitano-nazis'. Sobran explicaciones. Eso, sin entrar en el pasteleo de los palcos. Ahí, afrontémoslo, diferencia ninguna. Igual de pijos y repelentes todos.

Otra cosa es que, como se ha podido comprobar en años recientes, el Sevilla, deportiva y económicamente, suele tener rachas en las que va mucho mejor, lo cual provoca un trasvase importante de ratas de cloaca -los hombres de verdad no nos cambiamos de equipo desde el día que optamos por uno de los dos, pero en Sevilla apenas quedan ya de esos-, sobre todo de pijos inmundos. Así, el Betis no sólo tiende a parecer el "hermano pobre" a tenor de los resultados, también porque hay mucho de los "oigs, por favor, viendo yo un partido de Segunda". Mariconismo puro.


Gennaro Gattuso, 'Ringhio', es un jugador histórico del Milán, el club más rico y fascista de Italia con mucha diferencia, que para algo es propiedad de Berlusconi. Es hijo de un pescador del sur del país que, según confiesa, sigue alucinando cuando recibe la nómina de cada mes, porque es más de lo que su padre ganó en toda su vida laboral. Un padre que es un referente para él, que cuando tenía 18 años lo animó a que se marchase a Escocia, a Glasgow Rangers, cedido durante dos años. Allí, Gennaro se buscó un restaurante italiano en el que empezó a cenar todas las noches, y acabó casándose con la hija del dueño.

'Ringhio' tiene lo pies cuadrados. Toda su carrera ha sido incapaz de dar un pase medio decente, y menos si era en largo. Pero él lo cuenta: su vida es casa-Millanello -la ciudad deportiva del Milán, digamos-, Millanello-casa. Machacándose en el gimnasio cual canorro de extrarradio. Ya tiene una edad -es triste, pero un futbolista es "viejo" a partir de los 32- y eso se nota, pero ha llegado a cotas extraordinarias a base de físico, de trabajar. Pirlo, su compadre, con el que durante una década conformó la pareja de mediocampistas más eficiente del mundo y con el que lo ganó todo, lo ha tenido más fácil. Calidad de fino estilista y visión de juego sobrenatual. Don Gennaro no. Él tuvo que aprender y sacrificarse. El físico, del que tanto abominan algunas comentaristas, es la vía hacia la igualdad de los tronquetes y los que no tuvieron hueco en las escuelas de futbito. Trabajo, trabajo, trabajo.

Vamos a hablar de Maradona. Muchos han aprovechado el batacazo contra Alemania para ajustarle unas cuentas que no se merecía. El Diego nunca se ha mordido la lengua, para bien o para mal. Nadie puede quitarle sus méritos: un Mundial y una final, la del 90, en la que prácticamente el sólo fue Argentina. Cuando se diluya, cuando no quedemos ni los que lo recordamos a partir de su fichaje por el Sevilla y la puñalada trapera de la FIFA en EEUU´94, habrá quien intente quitarle su sitio a la altura de Pelé, Beckenbauer, Cruyff o Di Stefano. Pero esos eran todos unos pijos, que jugaron siempre rodeados de otros cracks. D10S ganó un scudetto con un Nápoles que era él y diez cabrones más. En Italia´90, Argentina llegó a la final por sus cojones -insultos a la siempre respetuosa grada transalpina mediante-, cuando medio equipo del glorioso '86 se había quedado por el camino por lesiones o edad. Maradona hacía grandes a los pequeños, no al revés.

Pendenciero, bocón, exagerado, chulesco... Dando besos a sus jugadores, mimando a Messi, pero sacrificándolo como atacante para bien de la idea, presumiendo de que no ve ni un futbolista que se compare a los suyos en todo el Mundial... Lo hace Mourinho y lo llaman genio. Porque gana, claro. Denle tiempo a Maradona. Con ese traje, esa barba encanecida, esas maneras a medio camino entre sargento chusquero y capo mafioso, a mí al menos, no sé a ustedes, Sudáfrica`10 me ha devuelto a Maradona como personaje, como referente en una lucha de los desterrados, de las rebabas de este deporte que, casi siempre, es injusto y mierdero, frente a ese algo que no se sabe lo que es, pero que tiene apellidos como Blatter, Platini, Grondona o Villar.

Pero ellos también pasarán. Jules Rimet es sólo ese señor que tuvo que bajar al campo a darle la Copa a Obdulio Varela en Maracaná en 1950. Varela era el capitán de Uruguay, una selección que ese día se presentaba en el campo como víctima propiciatoria del primer Mundial que iba a ganar Brasil. Pero, ay, hamijos. El otro también juega. Como le pasó al Real Madrid el año del Centenario. MARCA y AS ya tenían las portadas con el hueco para la foto de Hierro levantando la Copa del Rey, y se habían olvidado de que la final había que jugarla y a lo mejor el Deportivo de la Coruña tenía otras ideas. Qué sabrán esos, pensarían. Si no son el Real Madrid.


Pelé se vende muy bien, pero en Chile`62 casi no jugó y las crónicas hablan de Mané Garrincha, otro grande surgido de la pobreza y que se autodestruyó. Casi nadie, a este lado del Atlántico, tiene memoria para el que, dicen, fue el mejor extremo de todos los tiempos. Garrincha, al que apodó así su hermana mayor por un tipo de pájaro bastante feo pero muy rápido típico de la zona de Brasil donde vivían, palmó a los 49 completamente alcoholizado. Tenía la columna torcida, la pierna izquierda seis centímetros más corta que la derecha y los pies ligeramente ladeados. Hoy no habría pisado un campo, pero en los 50 es supuesta minusvalía, unida a reflejos y velocidad endiablados, lo hacían impredecible para los defensas. A su paso quedaban cinturas desencajadas y porteros maldiciendo su suerte. También, dicen las malas lenguas, 36 hijos, aunque "sólo" hay 14 reconocidos.

Fue, toda la vida, un tipo sencillo e inocentón hasta extremos increibles, producto de las favelas de Río de Janeiro. En el Mundial de Suecia´58, se compró una radio, y cuando fue a estrenarla, se encontró con que sólo pillaba emisoras suecas. Uno de los utilleros del equipo le explicó que, como era sueca, siempre iba a emitir en ese idioma, y se la sacó por cuatro duros, el mamón. Después de ganarle a los anfitriones en la final, cuando todos sus compañeros festejaban el título, Mané se detuvo y preguntó al primero que pasaba, "pero cómo, ¿ya hemos ganado? ¿No hay que jugar segunda vuelta?".

Cayetano Ros, en su artículo publicado en El País -o tempora, o mores- 'Saudade de Garrincha', tuvo un párrafo genial que paso a citar textualmente: Pelé y Garrincha fueron dos personalidades opuestas. No hubo un futbolista más amateur en su espíritu que Garrincha. Ni nadie más profesional que Pelé. Garrincha fue incorregible y se peleó con el establishment. Pelé llegó a ser el establishment.

No me he metido en porque Laporta -y probablemente 'Sandrusku', Guardiola, Xavi Hernández 'el hijo del almeriense' y alguno más- son un poco tontos. En Espiña se ha instalado la mentecatez de que existen politizaciones "buenas" y politizaciones "malas" de los equipos de fútbol, y que el 'jogo bonito' da una especie de superioridad moral al que lo practica. Si es contra Mourinho, probablemente, pero el resto del tiempo no. ¿El modelo? ¿Qué modelo? ¿Qué hace que el pastizal que mueve el FC Barcelona sea menos indecente que el que mueven el Real Madrid o el Manchester? ¿Que es ligeramente inferior? No, hamijos, no.

Tampoco la supuesta ideología detrás del Barça. Si el Athletic es PNV puro, el Barcelona es CiU. Ser nacionalista, por cierto, no es ser de izquierdas. Vamos a repetirlo, como un mantra. Nacionalismo, por definición, es sinónimo de derecha, además de la bien rancia, pues implica que por nacer en un sitio y no en otro uno tiene determinados derechos intrínsecos de su calidad de paisano del lugar. Una soplagaitez tremenda. So, que la subnormalidad típicamente hispana considere que el nacionalismo español es "malo" y el resto "buenos", en lugar de todos la misma mierda, es bastante absurdo. Y, aplicado al fútbol, y el dinero que mueve, roza la gilipollez más absoluta. He dicho.

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