viernes, 8 de agosto de 2008

Cuando te digo chino, chino, chino del alma, tú me contestas...


La stella che non c´e, de Gianni Amelio, es una película italiana del año 2006 que tuve la oportunidad de ver en el Festival de Cine Europeo de Sevilla del mismo año. Lenta como el caballo del malo, trata de la peripecia un ingeniero italiano, Vincenzo Buonavolontà -Sergio Castellito, una estrella en Italia al que yo no conocía de nada antes de ver esta película-, responsable de un alto horno de una empresa que se deslocaliza a China. El alto horno tiene un defecto en una de sus piezas y sólo él sabe donde está el fallo, así que reune todos sus ahorros y con el recambio viaja hasta China para sustituirla. Pero cuando llega a Shangai, el alto horno ha sido vendido a otra empresa distinta que está en pleno centro del país, y cuando consulta con esa, en otra... Le sirve de guía una intérprete de italiano, Li, que lo estudio "porque no le alcanzaba la nota para estudiar un idioma importante".


En la secuencia final Vincenzo llega él solo a la puerta de la factoría en la que por fin se encuentra su alto horno, pero no entiende ni una palabra de chino y ni siquiera habla inglés, así que no tiene forma de entrar. Se sienta en la acera, desesperado, y la pieza que lleva en la mano se le cae al suelo. Entonces, uno de los ingenieros chinos que entra al trabajar la ve y se sienta junto al italiano. Rápidamente, Vincenzo saca los planos del alto horno y, sin decir ni una palabra, los dos se entienden perfectamente. El chino le agradece por gestos su ayuda y él se marcha satisfecho. Sin un duro, cansado, sudoroso y perdido en el otro lado del mundo sin saber el idioma, pero completamente féliz. Luego vemos como su colega chino llega al alto horno con la pieza en la mano... y la deja caer sobre un contenedor lleno de piezas idénticas. Hay otra escena después, que cierra la historia de Vincenzo y Li, así que no les he reventado el final. Y es lo de menos. Lo importante es siempre el viaje.

Esta introducción, aparte de tener por objeto reclamar el visionado de la película, estrenada unos meses después bien doblada y traducida como La estrella ausente, viene a cuento porque es la primera referencia que se me viene a la cabeza en medio de la polémica olímpica a cuento de Pekín`08 (más allá, por supuesto, de Madame Mao, el Dios Mono y Ang Lee). La estrella a la que hace referencia el título está ausente de la bandera de la República Popular China, y no se nos acaba de explicar cual debería ser su significado.


No es nueva la hipocresia que Occidente lleva luciendo respecto al capitalismo autoritario de los comunistas chinos (y si esta última concatenación de sustantivos y adjetivos no te da ganas de arrancarte el cráneo, vamos a tener un problema tú y yo, abogado). Estamos hartos de ver a nuestros sensatos, democratiquérrimos y tolerantísimos líderes europeos hacerse la foto estrechando la mano de Hu Jintao, llámense José Luis o José María, Nicolas o Tony. Bush Sr. o Bush Jr. Los chinos aportan un montón de mano de obra barata, allí, que la gente no nos vota, y unos "mercados por desarrollar" donde colocar las empresas de los amiguetes que nos pagan las campañas electorales. Hasta Manuel Chaves se llevo una legación diplomática con periodistas a puñaos sacándole fotos molonas. Dice el Foreign Policy de este mes que el autoritarismo no ayuda tanto al desarrollo. Que a India le va igual de bien o mejor. Pse. Nadie invierte donde hay que pagar sueldos decentes.

La bajada de pantalones del Comité Olímpico Internacional en el discurso inaugural ha sido antológica, eso sí. De todos modos, al escuchar al presidente del COI, Jacques Rogge, hablar de que al "olimpismo" no le importa el sistema político o las creencias religiosas, hay que concederle que mantiene cierta coherencia en su actitud tradicional ante regímenes, digamos, de "libertad moderada". No sólo del COI, que embromar, sino de cualquier organismo deportivo internacional. Así, tuvimos los JJOO de Berlín 1936, la Eurocopa de fútbol de España 1964 o las Copas del Mundo de Italia 1934 y Argentina 1978, sin meternos en Moscú 1980 o fenómenos similares, que mis filias y fobias me impiden tratar sin escupir las consignas que me dicta el Politburó.


La diferencia, eso sí, estriba en que, exceptuando Moscú, todos los acontecimientos antes mencionados se concedieron a los susodichos países o ciudades antes de que en los mismos se estableciesen regímenes "de seguridad ciudadana elevada". Eventos mundiales, de hermandad y buenrrollismo, que acabaron secuestrados como espectáculos de propaganda y lavado de cara de asesinos y opresores. Del mundial de fútbol de Argentina, Jorge Valdano y Ángel Cappa recuerdan una anécdota epatante, más allá de los abrazos de Joao Havelange, entonces presidente de la FIFA, al espadón Videla. En medio del debate sobre los Derechos Humanos, la televisión argentina emitía en televisión un anuncio que rezaba: "Los argentinos somos derechos y somos humanos". Visto desde aquí, casi parece gracioso. Luego, en el 86, algunos aficionados celebrarían el segundo título mundial de la albiceleste al grito "¡Al fin ganamos en democracia!".

Se ha hablado de la "tregua diplomática" solicitada por China al resto del universo. Bush, como un mariquita, ha hablado de Derechos Humanos antes de cruzar la frontera, pero ahí estaba, aplaudiendo, igual que Sarkonazi y Felipe y Letizia ("cómo si fueran personas humanas", que diría Camacho). Lo mejor de todo, las instrucciones a los deportistas dictadas por algunos comités nacionales (ejem, ¿no tengo que dibujarlo, verdad?) y el propio COI. Algunos han pataleado. Ole sus huevos, pero en lo que a España se refiere, si superamos las 22 medallas de Barcelona`92, olvídense de las "critiquitas" que estamos viendo estos días, o del anuncio del Lancia con Richard Gere visitando Lasha que han colado en la primera tanda. Los Juegos de Pekín los mejores de la Historia y punto pelota. Nusotros semos asín.


Pero el problema es que el bueno de Jacques Rogge tiene razón. Por lo que respecta al COI, el sistema político, la religión o los derechos humanos importan un pedo. Lo que importa es el dinero, las audiencias y la publicidad. Luego, todos los países utilizan los Juegos Olímpicos como eventos propagandísticos, llámense China, Grecia o España. Los Estados Unidos siempre aprovechan para demostrar que son los más mejores. En el 2000, los australianos aprovecharon para presumir de lo integradísimos que están los aborígenes (permítanme que me ría). En el 92, los españoles vivimos uno de esos episodios que todavía nos dan de Patriotismo Constitucional, en plan, "mirad, mirad, semos un país normal", aderezado con gotas de cosmopolitismo snob catalán. Agárrense para ver en la Copa del Mundo de fútbol de Sudáfrica 2010 una exhibición de integración post-apartheid (permítanme que me ría otra vez).

Poderoso caballero, que diría un clásico.

PD1: Apunte sobre la tradicional tregua olímpica. Rusia invade Georgia (bueno, Osetia del Sur). Precioso. Otro adalid de la paz mundial y la democracia, el bueno de Putin. Tiene que estar deseando que su amigo Abramovich le compre unas Olimpiadas para San Petesburgo. O mejor, las segundas para Moscú, en plan "ahora semos un país normal".


PD2: Apunte forofil. Es una vergüenza para la Federación Española de Fútbol que sean los segundos Juegos Olímpicos de los que quede fuera la selección del ramo, con el agravante de que es el único deporte de equipo donde nuestro país no tiene representación (a excepción del beisbol, pero se les perdona). También debería serlo para la FIFA que el suyo sea el único deporte donde no concurran las principales estrellas mundiales. Pero eso es otro problema. Y a mí nadie me llama gallina.

6 comentarios:

Karin Marren dijo...

a ve cuando se te baja jesucristo caza vampiros xDDD

enga... por cierto...


JAPON VA GANA MAS MEDALLAS QUE ESPAÑA!!! chichate!!! ^^

Eldan dijo...

Cierto, poderoso caballero es don dinero. Ahora todos los países se han dado cuenta de lo guay y lo progre que es China, aprecian su cultura y tal, ahora no hay represión ni ejecuciones... Casi no me extrañaría que occidente dejase ganar al gigante asiático en muchas competiciones para reirles las gracias (¿os imaginais a un chino campeón de los cien metros lisos, por ejemplo?). Aunque en realidad no hace falta que les dejen ganar, si total todo esto es un lavado de cara y ellos saben que dentro de pocos años se comerán el mundo con una buena guarnición de arroz (toma comentario jocoso-estereotipado). Jum... me retracto en lo de gallina, el advenedizo ha vuelto con fuerza y en su línea. Peeeero, ahora me voy a poner en plan oráculo de Matrix: si no te hubiera llamado gallina, ¿habrías actualizado? Ahí queda eso.

Advenedizo dijo...

Euh... Bueno, los chinos tienen desde Atenas 2004 un campeón olímpico en 110 metros vallas (cagaté, lorito), pero vamos, que sí... Y lo de gallina... venga, tío, he actualizados dos veces en dos días, a cuál entrada más pedante, ¿y encima te pones chulo? No veo nuevas aventuras de las Cucarachas Asesinas con epatantes zoom-ins finales que te respalden :P

Eldan dijo...

Pues mira... los chinos van ganando en medallas y por goleada. Y aquí nos alegramos cuando cada dos o tres días pillamos una. ¡Pero si Michael Phelps solo tiene más medallas que todo nuestro país junto, hombre ya! Una reflexión que me hice el otro día viendo la alterofilia femenina: ¿verdad que esas mujeres se parecen mucho a las amazonas de Futurama? ¡Muerte por kiki! :P

Advenedizo dijo...

De hecho, China sólo en oros tiene más medallas que España y Francia juntas, y EEUU en total más que prácticamente toda la Unión Europea... Pero vamos, que las 14-16 medallas que va a rondar España no son una mala cifra en comparación con otros años. Las 22 de Barcelona son muy difíciles de igualar, y más si te hundes en Atlelismo y Natación :P.

Anónimo dijo...
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